A muchos fanáticos de videojuegos les ocurre que en momentos cuando
la partida está difícil, aparece la ira y el enojo que finalmente
conduce a pasarla más mal que bien durante una calurosa tarde de verano.
A modo de ayudar a controlar aquello es que el diseñador independiente Sam Matson
ha desarrollado una tecnología llamada Immersion, consistente en un
paquete con un cintillo para la cabeza y un videojuego adaptado para
usar con él. ¿Qué es lo que hace? El cintillo posee sensores que
monitorean el ritmo cardíaco del jugador, por lo que si éste se está
comenzando a acelerar o enojar, se aumenta la dificultad del videojuego
automáticamente.
¿Qué sentido tiene aumentar la dificultad cuando uno ya está enojado?
La idea es enseñar auto-control: si conseguimos calmar la ira en
momentos de adversidad, Immersion premiará con una baja en la
dificultad, por lo que habrá que aprender a estar siempre calmados para
hacer del juego un poco más fácil de superar.
Actualmente la tecnología aún no sale a la venta al mercado, ya que
debe producirse una integración entre el hardware (cintillo) y el
software (videojuego) que debe ser personalizado para dar soporte a
Immersion. Por el momento Sam Matson programó él mismo un título basado
en el motor gráfico Unity, así que habrá que ver si es que aparece algún
otro juego con soporte para Immersion en el futuro.
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